La psiquiatra reflexiona en Haciéndote Preguntas, el proyecto del CEU y ABC, sobre cómo educar a los niños en la tolerancia a la frustración y la gestión emocional.
La frustración es una de las grandes asignaturas pendientes en la educación de los más pequeños. Según Marian Rojas, psiquiatra y autora de varios éxitos editoriales, «la frustración no es más que una mala gestión de las emociones». En el marco de Haciéndote Preguntas, iniciativa del CEU y ABC, ofrece algunas pautas sencillas para que los padres puedan ayudar a sus hijos a gestionarla mejor.
Educar con el ejemplo
El primer paso, subraya, empieza por los propios padres: «Hay que retrasar el uso de los dispositivos en casa. Y para eso, los padres tenemos que dar ejemplo».
Enseñar a identificar las emociones
Otro aspecto clave es poner nombre a lo que sienten. «Hay que enseñarles a hablar de sus emociones, a identificarlas: estoy triste, estoy frustrado, estoy contento, estoy rabioso, estoy esperanzado».
Límites y espera: claves para fortalecer su voluntad
Además, Rojas defiende la importancia de los límites: «Los niños deben tener límites claros», asegura. Y también de aprender a esperar: «Si tienen hambre, no pasa nada porque esperen diez minutos; si te piden un vaso de agua, que esperen. Así fortalecemos su corteza prefrontal».
Esa zona del cerebro, explica, es la que se encarga de la voluntad y de posponer la recompensa, y se entrena durante la infancia, la juventud y la adolescencia.
«Posponer la recompensa fortalece su capacidad de autocontrol y su equilibrio emocional», concluye.
”Estamos enseñando al cerebro que ante el aburrimiento o el estrés hay una vía de escape fácil: las pantallas”.
Marian Rojas Estapé