Hace pocos días que pudimos despojarnos de la mascarilla en la calle. A pasos cortos vislumbramos el fin de la pandemia y es el momento de volver a dar vida a nuestras ilusiones. Así, en positivo, es como nos propone que miremos al futuro Marian Rojas, la psiquiatra que hoy responde a nuestras inquietudes sobre cómo cuidar la mente. En esta entrevista analiza cómo la COVID19 ha afectado a nuestra psique y ofrece herramientas para afrontar la nueva etapa con esperanza.
Durante el último año la amenaza de una enfermedad desconocida ha tenido al planeta rumiando obsesivamente el mismo pensamiento. “Las preocupaciones, vivir constantemente en tensión, alteran nuestro sistema inmune y nuestro organismo y nos ponen en un estado de inflamación latente”. La psiquiatra Marian Rojas Estapé asegura que la pandemia “ha generado un cuadro de intoxicación por cortisol”. Ella es una de las terapeutas cuyo trabajo se ha multiplicado exponencialmente durante la COVID19. Ahora que atisbamos el principio del fin, la divulgadora y autora del libro Cómo hacer que te pasen cosas buenas explica cómo predisponer a nuestro organismo para obtener lo mejor de esta nueva etapa de esperanza.
“Tras haber superado la terrible fase del miedo, amenaza y pánico inicial hemos comenzado a adentrarnos en una etapa de adaptación donde hay que realizar un planteamiento de vida, ya que este virus ha llegado para transformarnos psicológica, emocional, personal y socialmente de una manera muy importante”, afirma la doctora. Con el fin de las mascarillas obligatorias en la calle y un porcentaje creciente de la población que se vacuna, es el momento de “volver a dar vida a nuestras ilusiones”. ¿Cómo? Rojas nos invita a confiar en nuestro sistema reticular activador ascendente.
El sistema reticular, un rastreador de ilusiones
Este sistema se encuentra en el tallo encefálico y Rojas lo describe como “un rastreador del cerebro”. Es aquel que, cuando nos ilusionamos, nos ayuda a encontrar lo que queremos en la vida real. Por ejemplo, cuando una mujer está embarazada se multiplica el número de bebés que ve por la calle. Si alguien busca piso, comienza a detectar oportunidades de casas en venta en todas las fachadas. “Este sistema reticular nos acerca a nuestras ilusiones. Por eso se dice que lo que el corazón desea de verdad la mente se lo acaba mostrando”, asegura Rojas.
Al margen de los acuciantes problemas de la pandemia, la psiquiatra ha debatido con los invitados de Haciéndote Preguntas sobre temas universales como la frustración o la muerte.
La frustración es un mal manejo de las emociones. Según la doctora Rojas, existe una sobreprotección en la educación de los más pequeños en muchos aspectos. Hemos pasado de un modelo autoritario a una sobreprotección de los hijos. “Los padres dan a sus niños un cariño mal entendido con cosas o respondiendo automáticamente de forma afirmativa a todos sus deseos”. Esto, combinado con una masiva irrupción de las pantallas en nuestra vida, ha elevado la frustración de las generaciones más jóvenes. Las pantallas proporcionan gratificación instantánea. Cada vez que están aburridos o estresados recurren a un dispositivo electrónico que les alivia. La interacción con las pantallas nos genera dopamina, que es la hormona del placer. Es la que nos ayuda a disfrutar de las cosas buenas de la vida, pero mal gestionada nos hace ser adictos asegura.
Estamos enseñando a nuestro cerebro que, ante el aburrimiento o el estrés, hay una vía de escape fácil, y la conclusión es que “estos niños están desarrollando una nula tolerancia a la frustración”.
Para equilibrar nuestra preferencia por la gratificación inmediata la psiquiatra recomienda utilizar la voluntad, entendida como la capacidad de posponer la recompensa. “Me acaba de llegar una notificación al móvil y no la miro, me apetece comer algo, pero no lo como”. Con eso fortalezco la corteza prefrontal, que es la zona dedicada a la concentración, a la atención, la zona que resuelve los problemas. “Cuanto más dependo de mis impulsos peor funciona mi corteza prefrontal”, advierte Marian Rojas.
Para trabajar la frustración, Rojas recomienda el retrasar el uso de los dispositivos en casa. Además, sugiere que les enseñemos a hablar de sus sentimientos, que establezcamos límites claros y, finalmente, que entrenemos su voluntad posponiendo las recompensas.
”Estamos enseñando al cerebro que ante el aburrimiento o el estrés hay una vía de escape fácil: las pantallas”.
Marian Rojas Estapé
Pensar en la muerte para encontrar lo esencial
Toda filosofía nace al borde de la muerte, pero ¿pensar en la muerte, nos ayuda a vivir o nos ensombrece el camino? Para Rojas, pensar en la muerte nos hace replantearnos las grandes cuestiones pero, asegura, que no es un tema que haya que cuestionarse todos los días, “porque esto nos convierte en seres depresivos y en personas que no somos capaces de ilusionarnos”.
En cambio, si de vez en cuando (cada tres, seis, ocho meses), nos paramos a pensar cómo es nuestra vida, cómo nos gustaría que nos recordaran o si lo que estamos haciendo tiene de verdad un sentido, nos puede ayudar a frenar y luchar por lo que vale la pena. “Pensar en la muerte ayuda, pero no cuando uno piensa en la muerte todos los días sino de vez en cuando, para que esto te ayude a darle sentido a tu vida”.