José Mota entró en un supermercado a comprar naranjas y una mujer le echó en cara que no era tan gracioso como pensaba después de oírle pedir el kilo de fruta. “Pero, señora, ¿quiere que pida las naranjas bailando rap?” Hace más de treinta años formó el dúo cómico Cruz y Raya junto a Juan Muñoz y, posteriormente, comenzó su carrera en solitario logrando una fama que no ha parado de crecer. Personajes tan populares como la vieja del visillo son su seña de identidad.
José Mota entró en un supermercado a comprar naranjas y una mujer le echó en cara que no era tan gracioso como pensaba después de oírle pedir el kilo de fruta. “Pero, señora, ¿quiere que pida las naranjas bailando rap?” Lejos de enfadarse, el humorista se lo tomó con filosofía y se rio de la anécdota; una de tantas que le pasan en la calle desde que es famoso. Hace más de treinta años formó el dúo cómico Cruz y Raya junto a Juan Muñoz, y su fama fue in crescendo. Frases como “si no es por no ir, si hay que ir se va, pero ir pa´ ná es tontería” les hicieron célebres y ya forman parte del refranero popular. Tras la escisión del dúo, Mota siguió en solitario su carrera humorística, siendo también actor, imitador, guionista y productor.
Su personaje preferido es la vieja del visillo porque representa la picardía y el cotilleo español. No es una persona real, pero está inspirado en algunas de las mujeres que Mota veía de niño asomadas a la ventana. “Solían estar detrás de las cortinas espiando y cuando yo las miraba, se escondían rápidamente porque no querían ser vistas”. Aquella forma de ser, e incluso de moverse, se le quedó grabada en la mente hasta que, ya de adulto, creó un personaje que pasó a tener una frase mítica: “No lo cuentes tú, que ya lo cuento yo. Mejóramelo”.
”La gente pasa del amor al odio en un instante"
José Mota
“Cuando somos niños nos divierten las travesuras y ser un poco malotes. La vieja del visillo es un poco así”. Mota explica las características de su personaje preferido y, de seguido, argumenta que el humor para él es “una torta en el pescuezo” y asegura que la vida, “a pesar de los problemas, tiene siempre una cara divertida”.
El humorista manchego se acuerda de sus compañeros de profesión: “muchos lo han pasado muy mal durante la pandemia y muchos aún no se han recuperado”, aunque es optimista afirmando que la gente tiene ganas de vivir, hoy más que nunca. También valora mucho el equipo, y asegura que ha sido y es clave en su carrera profesional.
Además de despertar la carcajada, Mota también se ríe. Pero, ¿de qué? “Del primero que me río es de mí mismo. Y luego, yo creo que todos nos reímos de las miserias y ruindades propias vistas en el de enfrente. Por ejemplo, cuando alguien tropieza y se cae o choca con un cristal. Eso sí, sin que le pase nada grave, claro”.
Respecto al estado de salud del humor, el artista asegura que “la comedia transita ahora por pasillos más estrechos que hace veinticinco años”. No cree en poner puertas al campo y afirma que una sociedad es más libre cuanto más humor tiene.
Más allá de pasar un buen rato, el humorista defiende que “la comedia puede hacer del mundo un lugar mejor” y que también cumple una función social como el periodismo, el teatro o la literatura al analizar y criticar la actualidad. “El humor debe tener un compromiso social”. Una crítica que, en su caso, se hace de manera respetuosa, tanto que es conocido por hacer un humor que no ofende. “Nunca he hecho bromas sobre el lado personal de nadie ni sobre su honor, pero si un político no hace bien su trabajo, sí lo hago”.