Laura García Marcos sueña con que los niños que padecen cáncer lo superen con el mejor tratamiento y de la mano de excelentes profesionales. Creó la fundación El Sueño de Vicky tras perder a su hija de cuatro años víctima de un tumor cerebral. Desde entonces, recauda fondos para financiar investigación médica que permita descubrir terapias específicas para la infancia y con menos efectos secundarios. La fe y el amor por su hija son su motor para seguir adelante y lograr que ninguna familia pase por el mismo sufrimiento que la suya.
Laura García Marcos guarda en el bolso un neceser lleno de pulseras. Son de tela gris con un estampado de estrellas y las siglas ESV bajo el dibujo de una niña sentada en la luna. Es su hija Vicky, que está en el cielo. Las siglas en realidad son el acrónimo de El Sueño de Vicky, una fundación para la investigación del cáncer infantil, la enfermedad que acabó con la vida de la pequeña cuando acababa de cumplir solo cuatro años. Su madre la creó al poco tiempo de su marcha con el firme propósito de ayudar a salvar vidas consiguiendo financiación para proyectos y tratamientos.
A Vicky le detectaron un tumor cerebral a los dos años tras cerrársele un párpado de repente. Lo que en un primer momento parecía producto de la picadura de un mosquito, se volvió algo terrible en la consulta del médico: “Sentí dolor físico en el corazón al escuchar que a mi niña le quedaban tres meses de vida, se me partió en mil pedazos”. La familia vivía en Panamá y, después de un primer diagnóstico, viajó a España con sus cuatro hijos -Vicky, su hermana melliza, y otros dos niños- para empezar un durísimo tratamiento oncológico que mantuvo a la niña ingresada un año con quimioterapia las veinticuatro horas, los siete días de la semana. Su madre se agarró entonces con fuerza a la esperanza: “Nos dijeron que Vicky tenía un porcentaje del 25% de salvarse. Nunca pensé en el otro 75%”.
El cáncer les dio una tregua al desaparecer un tiempo del cuerpo de la niña, pero luego volvió con más fuerza. La fe y el amor hicieron que Laura se mantuviera fuerte y serena para acompañarla y hacerla feliz. “Cuando supe que Vicky se iba a morir, pedí a la Virgen que me acompañase porque ella también sabe lo que es perder a un hijo”. Precisamente su creencia en Dios y la conexión con su hija la empujaron a poner en marcha El Sueño de Vicky. De hecho, tiene claro quién es su motor: “Vicky me guía desde el cielo para conseguir recursos que financien la investigación del cáncer infantil”.
”Con más sensibilización conseguimos más recursos que se dedican a la investigación"
Laura García Marcos
Aunque sea sorprendente, el cáncer infantil está considerado una enfermedad rara por su escasa incidencia: afecta a uno de cada 7.000 menores de 15 años. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cifra global de niños diagnosticados al año con esta enfermedad asciende a 300.000. Eso significa que cada tres minutos se le detecta cáncer a un niño en algún lugar del mundo. Unos 1.500 ocurren en España y, de ellos, 500 acaban en fallecimiento, es decir, uno de cada tres. El cáncer es la primera causa de muerte por enfermedad en niños y adolescentes de 2 a 16 años y el segundo motivo de deceso en menores solo por detrás de los accidentes. Según el testimonio de Laura, “ el cáncer infantil no tiene un tratamiento específico porque se trata de un modo similar al de los adultos”, pero asegura que “no es igual el organismo de los niños que el de los mayores, ellos están en pleno desarrollo y los efectos secundarios son diferentes”.
Iniciativas como las de Laura contribuyen a aumentar la tasa de supervivencia de los menores y su bienestar: “Con más sensibilización conseguimos más recursos que se dedican a la investigación”. El diagnóstico precoz, el soporte familiar y terapéutico, el desarrollo de las especialidades pediátricas, los avances tecnológicos, la radioterapia, la inmunoterapia y otros avances, permiten que los niños superen el cáncer.
Las pulseras de El Sueño de Vicky son un símbolo. Laura las regala allí donde va con una amplia sonrisa: “Con esta pulsera te convertirás en soñador, como yo, y difundirás el mensaje para llegar a más gente y que podamos seguir investigando”.