Mariana de Ugarte defiende la vida, exprime todo lo que puede cada segundo y, si es en familia, mejor. Madre de una niña y un niño con síndrome de Down, afronta la discapacidad de sus hijos como una peculiaridad y no como un problema. Ellos son su mayor logro y orgullo, por lo que anima a la sociedad a dejar a un lado el egoísmo y apostar por crear una familia.
Mariana de Ugarte disfruta al máximo de la vida y guarda como un tesoro en su memoria cada celebración familiar, cada sonrisa y cada logro de sus hijos. Desde que fue madre, su día a día se convirtió en un torbellino de colegios, actividades de refuerzo y deberes que comparte con su marido. Es un no parar en el que acaban agotados, pero que les hace terminar felices la jornada. Tanto, que a veces olvidan que sus dos hijos -niña y niño- tienen síndrome de Down: “No nos damos cuenta de su cromosoma extra porque lo vivimos con total naturalidad”.
Tras el nacimiento de su primera hija y al saber que volverían a ser padres, el matrimonio, a pesar de las insistencias de los médicos, decidió no hacer pruebas diagnósticas específicas para saber si el niño tendría alguna discapacidad. La pareja no podía estar más contenta con la hermanita mayor y sabía que la dicha sería la misma con independencia de las peculiaridades del bebé. Y así fue: “Nuestros hijos son nuestro mayor logro y orgullo”.
De Ugarte comparte su experiencia en las redes sociales a través de una cuenta de Instagram: “2×21”. Su objetivo es doble. Por un lado, animar a otras personas a crear una familia y, por otro, alentar a los padres de hijos con discapacidad a encarar la vida de forma positiva. La iniciativa está dando resultado y ya son muchos los que le agradecen su labor. “Muchas mujeres se han puesto en contacto conmigo para decirme que nos les daría miedo si mañana tuvieran un hijo con algún tipo de discapacidad”.
Pese a la buena marcha de su proyecto, esta madre e influencer es consciente de que una buena parte de la sociedad renuncia a tener hijos. A su juicio, la inestabilidad económica es uno de los factores fundamentales que hace que los jóvenes rechacen la idea de la paternidad o la posterguen hasta pasados los treinta años, pero también cree que existe una pérdida de valores. “Hay que reivindicar el valor de formar una familia, aunque conlleve ciertas renuncias”. Para explicarlo, pone un ejemplo claro: “Si uno se pone a pensar en el momento perfecto para tener un hijo, no habría niños en el mundo”.
”Si uno se pone a pensar en el momento perfecto para tener un hijo, no habría niños en el mundo"
Mariana de Ugarte
Para esta madre, es un error que la ciudadanía anteponga una carrera laboral de éxito a un proyecto de familia o que acumule un montón de bienes materiales -como el último modelo de móvil, de reloj inteligente o de coche- para ser mejor que el vecino: “Si ese comportamiento obedece a una adaptación a los tiempos que corren, significa que nos convertiremos en una sociedad egoísta”. Aun así, es optimista y está convencida de que hay futuro gracias a la juventud. Por eso, aboga por el uso de todo tipo de altavoces sociales que permitan concienciar a la población de que sin niños no hay un mañana. “Es muy sencillo llegar a mucha gente con un mensaje tan potente. De hecho, hay muchos jóvenes que le dan importancia a la vida y al proyecto de familia, que luchan por el indefenso y por devolverle la dignidad al individuo”.
De Ugarte siempre sonríe al recordar el nacimiento de sus dos hijos y afirma con rotundidad que ser madre es lo más bonito que le ha pasado en la vida. Su deseo es es contagiar esa felicidad al mundo. Entonces, habrá esperanza.